El asiento de Red Bull arde. Desde 2016, ser socio de Max Verstappen significa competir contra los grandes. La estructura del equipo Red Bull invirtió toda su ingeniería, recursos y marketing para ayudar a Verstappen a convertirse en campeón de Fórmula 1. Lo hizo en 2021 y 2022, en un doblete de oro. Para llegar a ese punto de gloria tuvo que devorar a sus compañeros. El último y que disputa su tercera temporada con Red Bull es Checo Pérez. El mexicano ha sido el fiel escudero de su colega holandés, pero en las últimas carreras de la temporada pasada algo se rompió.
Pérez competía por el nada despreciable subcampeonato mundial y era hora de correr en Brasil. El mexicano tenía que sumar la mayor cantidad de puntos posible para abrir la brecha contra Charles Leclerc de Ferrari. Las cosas no fueron bien en la pista de Interlagos y fue séptimo. Verstappen iba por delante. Las órdenes de los ingenieros fueron simples: “Dejen pasar a Checo”. El holandés, ya campeón de Fórmula 1, se negó. Esa fue la dinamita perfecta para hacer estallar todo en Red Bull. “No sé qué pasó, después de lo que hice por él. Si tiene dos campeonatos es gracias a mí”, lanzó un decepcionado Sergio Pérez tras la carrera. La relación perfecta entre Verstappen y Pérez se resquebrajó. La ola de hinchas mexicanos arremetió contra el holandés al punto que la familia recibió amenazas.
Red Bull pidió a sus conductores que hicieran las paces. En los dos años que Pérez llevaba en el equipo nunca había tenido un momento de enfado con Verstappen ni siquiera cuando le pedían ceder su puesto o ceder puntos a favor de su compañero. En los días previos al inicio del Gran Premio de Baréin, Pérez hizo unas duras declaraciones en Fox Sports: “Es importante trabajar en equipo y, obviamente, si veo que no recibo apoyo cuando lo necesito, gano”. No lo des tampoco.
La escudería de bebidas energéticas dio un giro al anunciar el fichaje de Daniel Ricciardo como su tercer piloto o reserva. El australiano se forjó en la academia de jóvenes prodigios de Red Bull, debutó y se convirtió en la cara principal del equipo hasta que irrumpió Verstappen. Ricciardo abandonó el equipo en 2019 porque se sentía desplazado y porque tenía roces con su compañero de asiento. Para 2023 ha vuelto a tener un papel secundario, pero también ha abierto el armario de las dudas sobre si sustituirá a Pérez cuando deje de actuar.
Checo Pérez, de 33 años, tuvo problemas para domar el auto de Red Bull. En 2021 terminó como el cuarto mejor piloto de la parrilla de Fórmula 1 con cinco podios y una victoria en Azerbaiyán. Un año después, el tapatío completó un año de lujo con dos victorias en Mónaco (las más destacadas de su carrera) y en Singapur, además de 13 podios. Eso le sirvió para hacer la mejor temporada de su vida y ser el tercer mejor piloto del campeonato. Sumado a los logros de Verstappen y el mexicano, Red Bull también logró alzarse con el título de constructores, algo que no conseguían desde 2013, antes de que Mercedes iniciara su dinastía.
“Estoy en Red Bull, el mejor equipo de Fórmula 1, y puedes tener el piloto que quieras”, dijo Pérez en referencia a Ricciardo, quien fue despedido por McLaren por su falta de resultados. Durante el fin de semana de pruebas, el coche de Red Bull fue uno de los que más encandiló a los analistas por su diseño y aerodinámica. En esa sesión, Pérez finalizó con la vuelta rápida, dato que puede inducir a error porque la hora de la verdad estará en la clasificación de este domingo y, por supuesto, en la carrera. Las amenazas son los Mercedes de Lewis Hamilton y George Russell, además de la Ferrari que busca venganza por su errático pasado con Leclerc y el español Carlos Sainz Jr.
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