Los cielos grises y los padecimientos respiratorios son un tema cotidiano para los habitantes de la Ciudad de México. Cada año, a mediados de febrero, inicia la temporada de ozono en la zona metropolitana del Valle de México, donde las condiciones atmosféricas, la alta radiación solar y el poco viento favorecen la concentración de contaminantes precursores del ozono.
En lo que va de 2024, la Comisión de Medio Ambiente de la Megalópolis ha emitido cuatro veces alerta de emergencia ambiental por las altas concentraciones de ozono en la zona, que atribuye a la ausencia de viento y radiación solar. En estas condiciones, la probabilidad de alcanzar valores de ozono que requieran la aplicación del programa de contingencia ambiental es mayor.
Víctor Hugo Páramo, titular de la Comisión Ambiental, anunció en febrero que se esperan entre 3 y 8 incidentes ambientales este año. Páramo comentó que el ozono daña la salud de la población, especialmente de niños, mujeres embarazadas y personas con problemas respiratorios y cardiovasculares. Una de las medidas adoptadas por las autoridades ambientales para reducir los niveles de contaminación es limitar la circulación de automóviles privados.
Sin embargo, las restricciones a los coches no son suficientes para prevenir la contaminación en la ciudad. “No fue una medida suficiente”, dice en entrevista Ricardo Torres Jardón, jefe del Grupo de Fisicoquímica Atmosférica del Instituto de Ciencias Atmosféricas y Cambio Climático de la UNAM. “Deberíamos aplicar otras medidas, quizás más estrictas, para la temporada de ozono, ya que precisamente las condiciones climáticas son restrictivas para la dispersión, por lo que se necesita otro tipo de política ambiental”, afirma.
En los últimos tres años, los habitantes de la capital han experimentado con mayor frecuencia la aplicación del programa de emergencia del ozono. En 2019 se reportaron cuatro, uno de los cuales duró dos días y otro casi tres, los cuales fueron filmados en la zona suroeste del Valle de México; En 2020 solo se declaró uno en noviembre y duró un día y algunas horas, pero para 2021 se registraron tres imprevistos (dos en abril y otro en junio), y en 2022 seis, de los cuales uno duró 51 horas.
Según un análisis de la Dirección de Monitoreo Atmosférico de la Secretaría de Medio Ambiente en la Ciudad de México, los vehículos no son los únicos responsables de las emisiones contaminantes. Por un lado, los compuestos orgánicos volátiles (COV) se generan principalmente en los hogares. “La fuente más importante son las fugas de gas LP de los tanques de los cilindros, hay millones de tanques en la ciudad, hay muchas fugas y, sin embargo, no hay una demanda a corto plazo para que se enfoque en controlarlas”. tipos de pérdidas”, afirma Torres Jardón.
Por otro lado, y donde hay una participación directa de los turismos y otros medios de transporte que utilizan gasolina y diésel como propulsor, es en las emisiones de óxidos de nitrógeno, con el 86% de las emisiones totales. El ozono está formado por dos precursores, los óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles, además de la radiación solar. De ellos, sólo los primeros están sujetos a normativa ambiental y son medidos sistemáticamente por el Ministerio del Medio Ambiente a través de la Red de Monitoreo Automático de la Atmósfera.
Sergio Zirath Hernández, director general de Calidad del Aire de la Ciudad de México, dijo que cuando se presentan contingencias ambientales los vehículos aumentan su velocidad en unos 9 kilómetros por hora, lo que genera menos contaminación que los automóviles. “Mejorar la velocidad del tráfico en la ciudad sería positivo porque reduce de golpe las emisiones, pero repito, no es la única solución, los coches no alcanzan”, afirma Torres Jardón.
El especialista de la UNAM indica que las contingencias ambientales son una medida reactiva, por lo que este instituto propone tomar medidas preventivas para evitar altos niveles de ozono u otras partículas contaminantes. “Nuestra idea es que en lugar de actuar de forma reactiva, tomemos acciones preventivas con especial atención a otros sectores, como el hogar y la industria”, afirma Torres Jardón.
Se ha observado que el consumo de productos de limpieza del hogar e higiene personal, así como de pinturas y productos químicos en la industria, tienen un impacto muy importante en la formación de ozono, el 15% de este potencial proviene de los llamados compuestos orgánicos oxigenados. En este sentido, el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático realiza una encuesta para identificar los productos más utilizados por la población de la Ciudad de México.
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