La mexicana Sáshenka Gutiérrez ganó el año pasado el Premio Ortega y Gasset de Fotografía. La fotoperiodista ha repasado las imágenes que ha realizado desde entonces, un año de trabajo del que ha extraído las instantáneas más relevantes de su 2022. En su selección destacan la lucha contra la violencia machista y las reivindicaciones de la Justicia. “Es México el que duele”, resume. Además, nos muestra a Sandra Monroy, la joven que interpretó tras una doble mastectomía por cáncer y cuya imagen le valió el Ortega y Gasset, premios que tienen abierto su plazo de nominación hasta el 31 de enero.
Gutiérrez, que trabaja para la agencia Efe, atiende el teléfono tras unos días de especial ajetreo. La Cumbre de Líderes de América del Norte, con visitas de Joe Biden y Justin Trudeau al presidente Andrés Manuel López Obrador, cerró este martes en la Ciudad de México. “El país nunca descansa”, dice resignada. Los fotoperiodistas viven a la carrera, de una historia a otra, pero en el frenesí de la actualidad, Gutiérrez ha tenido la oportunidad de estar cerca de Monroy. “Confío en que Sandra va y viene cuando puede”, explica.
Así, ha sido testigo del camino de recuperación de esta mujer y de la evolución del movimiento que creó, Fuck you cancer, con el que cubre a las pacientes con cáncer de mama que deciden no reconstruirse las mamas tras una mastectomía. También la acompañó a las marchas del 8 de marzo, en la publicación de su primer libro o en el encuentro con otros enfermos de cáncer.
Las protestas feministas también forman parte de la selección de Gutiérrez. “Sé que son las mismas viejas fotos de las marchas, pero creo que son importantes porque tomaron mucha fuerza y aunque algunos intentan dividirlas u ocultarlas, siempre están mujeres como Sandra o Araceli”, señala.
Araceli Osorio es la madre de Lesvy Berlín Rivera, asesinada por su pareja en 2017. Tenía 22 años. En un país donde 11 mujeres son asesinadas al día, su caso fue uno de esos en los que circunstancias especialmente hirientes pusieron el foco en él. “Araceli, se hizo activista y no descansó hasta que su novio fue procesado por feminicidio. Ahora ella es una de las principales aliadas de las protestas”, dice la fotógrafa.
Como ella, miles de mujeres salieron el pasado mes de marzo a reclamar al Gobierno una política activa contra la violencia machista. Las últimas convocatorias de marchas han pasado a la “acción directa” con pintadas en monumentos y lanzamiento de objetos. Por eso, desde hace un par de años el Estado cerca el Palacio Nacional. Gutiérrez ha elegido una imagen del cuartel amparo porque para ella simboliza “la posición del Gobierno” frente a los asesinatos: se protege de las marchas, las aísla y no toma ninguna medida para solucionar el flagelo que denuncia la sociedad. Recuerda que el primer año los manifestantes colocaron flores en el cerco, mientras que en 2022 colgaron una pancarta que apuntaba al Gobierno: “México feminicidio”.
La violencia machista tiene como extremo el asesinato, pero antes hay muchos otros pasos. El fotoperiodista denuncia que la moral machista con la que se trata a las víctimas en México no desaparece y cada vez se conocen más formas de maltrato y horror, como los ataques con ácido contra las mujeres. Lo ejemplifica con la piel de Elisa Xolalpa, quemada con químicos a los 18 años. Gutiérrez cuenta que Xolalpa ha tenido “una vida muy difícil”, muchos la culpaban de su propia desgracia “por juntarse con otros hombres”. Pero además, su crimen ha permanecido impune durante dos décadas. Aunque Xolalpa denunció a su agresor, la documentación se perdió y nunca pudo obtener justicia. En 2021 su expareja y padre de uno de sus hijos volvió y la volvió a atacar. Ha logrado que lo juzguen por violencia doméstica, pero no por el intento de feminicidio que la marcó de por vida.
El fotógrafo escoge dos imágenes más para recordar que cada 26 de cada mes se realizan concentraciones que exigen justicia para las familias de los 43 estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa. “Han pasado siete años y los jóvenes y las familias siguen yendo y viniendo porque no han dado respuesta a sus padres”.
Gutiérrez señala que los estudiantes asesinados pertenecían a una comunidad indígena, “que siempre son los olvidados”. A las dificultades que ya sufren por la discriminación en el acceso a la educación y otros ámbitos básicos de la vida se suma la impunidad de este delito.
Dice sobre las historias que ha elegido que “son mujeres y jóvenes sumamente valientes” y que “duelen”: “Tal vez un niño perdió a su madre y una madre perdió a su hija; Eso pasa y no podemos olvidarlo”.
Los Premios de Periodismo Ortega y Gasset, que cumplen su 40 edición, reciben solicitudes hasta el 31 de enero. Los interesados pueden postularse a través de la página web www.premiosortegaygasset.com. Los premios reconocen los mejores trabajos periodísticos en español publicados a lo largo de 2022.