Jóvenes inocentes son asesinados en México. Su no culpa está en estar en lugares adecuados que se vuelven inadecuados; realizar actividades propias de su edad cuyo resultado es hacerlas donde “no deben”; vivir en estados de la República donde la criminalidad alcanza niveles insospechados y ser víctimas del narcotráfico, cuyas acciones han sepultado una de las máximas de López Obrador: “Abrazos, no balazos”.
Además de ser asesinados, cuando la vida apenas comenzaba, nuestros gobernantes revictimizar y, de paso, a familiares y vecinos y, en el caso de los estudiantes, a sus compañeros de la Facultad de Medicina de la Universidad Latina ubicada en Celaya, primero su hogar, ahora, a destiempo, su tumba. Y el de sus padres.
No solo se ofende la dupla López Obrador y Sheinbaum, sino que también se ofenden los trabajadores del partido Morena, cuyo silencio, ante los tropelías y disparates de la pareja, los convierte en cómplices. La historia sería diferente si se tratara de alguno de los hijos de ministros o gobernadores morenistas fue asesinado y como resultado, acusado por el gobierno de turno. No es la primera vez que la prensa informa sobre el asesinato de jóvenes cuyo destino mortal es vivir en México. Nuestro país alberga cada vez más personas inocentes asesinadas y desaparecidas. México no es el único lugar donde mueren personas inocentes pero, no tengo ninguna duda, nuestro gobierno es un defensor de culpar y revictimizar a los inocentes
En el mapa del mundo contemporáneo nada pasa desapercibido. Hay países que recomiendan a sus ciudadanos no viajar a algunos lugares de nuestra nación. No hablan de un estado fallido. Quizás el término sea fuera de plazo. Hablan de la realidad. De turistas estadounidenses atacados en las carreteras. De los jóvenes surfistas australianos asesinados en Sinaloa, y un larguísimo etc. Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “cada día mueren de media 1,1 extranjeros”. Baja California, Chihuahua, Jalisco, Tamaulipas y Sonora son los estados donde se comete el mayor número de asesinatos. La nuestra es una estadística triste. Los gobiernos responsables de estos datos son vergonzosos y abominables.
Pedro, Fabián, Jesús, Bryan, Eduardo y Luis son los nombres de los estudiantes de medicina masacrados en Celaya. ¿Alguno de los afiliados o gobernadores morenistas tiene hijos con esos nombres? Apuesto: sí. Los estudiantes tenían entre 18 y 23 años. ¿Alguno de los asociados a López Obrador tiene hijos de esa edad? Apuesto: sí. Los chicos estudiaron medicina. ¿Alguno de los hijos de los miembros del actual gabinete estudia medicina? Apuesto: sí.
El 6 de diciembre, en una de sus mañanas fatídicas, López Obrador declaró con palabras, gestos y manos: “Estos muchachos que fueron asesinados hace dos días en Guanajuato fueron por tisis (Sí), porque fueron a comprar con alguien que vendía droga en una zona que era de otra banda”. Luego de criminalizarlos, dio marcha atrás: “Todo es hipotético… aún está bajo investigación”. (No sé qué piensas hoy).
Al día siguiente, Claudia Sheinbaum, madre de dos hijos, comentó: “… estudiantes de Celaya fueron asesinados por ‘compra de narcóticos'”. Agregó: “La candidata a gobernadora de Guanajuato, Alma Alcaraz, tiene una estrategia para combatir el consumo de drogas para que Guanajuato deje de ser la entidad con mayores problemas de consumo y adicción”.
¿Y lo que dijo el matrimonio Andrés/Claudia?: lo que diga el lector. ¿Qué pensar de lo que dijo el candidato presidencial, “…Guanajuato es la entidad con mayores problemas de consumo y adicción”?: lo que piense el lector. ¿Qué podemos decir de la candidata de Morena al gobierno de Guanajuato, cuando, después de haber respaldado las declaraciones del presidente, afirma: “si lo dijo es porque tiene datos”?: nada se puede decir.
La historia nos persigue. En agosto, en Lagos de Moreno, Jalisco, cinco jóvenes fueron asesinados; En septiembre, en Malpaso, Zacatecas, seis fueron torturados y masacrados. Ahora estaba en Celaya.
La pareja Andrés/Claudia representa la punta del iceberg de Morena. Nadie en el gobierno expresó su desacuerdo con lo dicho por ninguno de ellos, ni con las palabras de la señora Alcaraz.
Al superponer AMLO como lo hace su pueblo, no se construye, se destruye: Pedro, Fabián, Jesús, Bryan, Eduardo y Luis están muertos. Y con ellos sus familias. Y con ellos, en otros sentidos, sus compañeros de universidad.
Pedro, Fabián, Jesús, Bryan, Eduardo y Luis. Celaya como México. México como Celaya.
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