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La falta de acceso a agua potable amenaza el Bajo Papaloapan, cuna de la cultura Jarocha

La falta de acceso a agua potable amenaza el Bajo Papaloapan, cuna de la cultura Jarocha

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Al igual que aquellos pueblos prehispánicos que se asentaron en esta región de Veracruz hace miles de años, los habitantes de Mano Perdida, una comunidad rural que surge entre los humedales del sistema lagunar de Alvarado, se rigen por un calendario hídrico. En él dos estaciones marcan un estilo de vida ligado a los ciclos de la naturaleza. La temporada de lluvias, que suele llegar a finales de septiembre, con corrientes turbulentas y verdosas, cuando se inundan las vías que conectan los municipios. “Y la estación seca, que comienza en abril o mayo, en los meses en los que más agua consumimos y mayores ganancias obtenemos de la pesca”, dice Felipe Ramírez, de 72 años. La mirada del anciano, que se protege del sol con un sombrero de vaquero, se dirige al mapa circular expuesto sobre la mesa donde se reúne la cooperativa de pescadores que preside.

En el centro del mapa se perfilan varios dibujos que representan el conocimiento comunitario según el mes: un termómetro en rojo para indicar los días más calurosos; una gota azul cuando el agua está más limpia; otro negro para avisar de que el agua de los grifos sale más sucia; el contorno de un pozo como recordatorio de que cada tres meses se debe limpiar con cloro el tanque de agua comunitario. Información que el grupo de investigadores que integra la Red de Monitoreo de Reservas Hídricas (Redmora) está transformando en datos socioambientales. El objetivo de este proyecto científico es medir de manera técnica y muy precisa las condiciones de los ecosistemas en los que viven los habitantes del Bajo Papaloapan, llanuras donde se asentaron los olmecas y otras culturas del Golfo hace más de un siglo. En este preciso lugar se desarrolló entonces la tradición jarocha, “el conjunto de aspectos socioculturales resultantes de la mezcla de convivencia entre sociedades indígenas, sociedades españolas, raíces africanas y otras influencias migratorias que han creado esta riqueza cultural tan propia del trópico de Veracruz”. “, explica Xóchitl por A. León Estrada, antropólogo y arqueólogo xalapano.

Esta cuenca, que se origina entre las selvas tropicales y bosques templados de Oaxaca y desemboca en la región centro-sur del estado de Veracruz, es la segunda más importante de México. Se han descubierto múltiples hallazgos arqueológicos, restos prehispánicos que permanecen bajo la maleza, así como herramientas de obsidiana para descamar peces, entre otras piezas de inmenso valor histórico que cuentan cómo los antiguos habitantes de los manglares ya sobrevivían gracias a los recursos acuáticos de la región”, explica León Estrada, antropólogo y arqueólogo veracruzano, miembro del grupo de expertos que analiza los efectos de la contaminación en los ecosistemas del Bajo Papaloapan y en la pesca fluvial.

Vista de la comunidad de Mano Perdida y su paisaje. La comunidad vive a orillas de la laguna; Sus actividades diarias están relacionadas con el agua.Seila Montes

Esta actividad constituye el principal medio de subsistencia en Mano Perdida, una pequeña franja de territorio de poco más de 200 habitantes, donde las propiedades son en gran parte ejidales y a la que se accede por un camino asfaltado conectado a la autopista que corre paralela al río Papaloapan. de mariposas en náhuatl. La calidad del agua que baña los ecosistemas está comprometida por la contaminación provocada por las plantaciones de caña de azúcar alrededor de las comunidades, un emprendimiento millonario que cada día devora más terreno del paisaje natural.

Según Patricia Moreno-Casasola, investigadora del Instituto de Ecología (Inecol), esta industria está provocando la pérdida de hábitat pesquero y poniendo en riesgo la salud de las personas. “El escurrimiento de los herbicidas y otros químicos utilizados en el cultivo de la caña de azúcar es arrastrado desde el río Ácula hasta la laguna de Alvarado y causa un daño ecológico terrible, no sólo en las aguas superficiales, sino que también se filtra a las subterráneas”, afirma el ambientalista. Además de los productos alcohólicos que se obtienen de su cultivo, la caña de azúcar se planta principalmente para exportar millones de toneladas de fructosa al exterior. Estados Unidos es su principal comprador.

Para erradicar parásitos como el gusano cogollero, los agricultores de caña de azúcar utilizan furadan, uno de los pesticidas más tóxicos que existen. Además, en algunas muestras de agua “se encontró atrazina, una sustancia química muy peligrosa para el medio ambiente y los organismos acuáticos”, subraya el científico de RedMora. En el calendario elaborado por vecinos y científicos se observan los meses en los que los efectos son más graves. “La época de zafra, el inicio de la cosecha, comienza en diciembre, pero es en octubre cuando se lavan los molinos y el agua llega más sucia, por las lluvias y las mareas”, explica Beatriz Zamudio, integrante de la cooperativa pesquera. y a quien su padre le inculcó el oficio desde los 6 años.

“Me llevaba en su barco desde pequeña”, cuenta la mujer, madre de dos niñas y abuela de una pequeña. La pescadora mantiene a toda la familia con lo que gana cada día en su pequeño barco. “Es lo que he hecho siempre”, dice Zamudio, quien también aprendió a ordeñar vacas en el rancho familiar a los 10 años. “Mi padre me inculcó desde pequeña la importancia de ser independiente, de no necesitar de un hombre para sobrevivir. Eso es lo que me dijo y siempre he seguido sus consejos. Gasto sólo para invertir en material, para hacer mis propias trampas: con las trompetas se pescan camarones, con las nasas se pescan cangrejos”, explica, señalando las redes de pesca que cuelgan a la entrada de su casa.

La casa de Zamudio se levanta sobre un islote de tierra junto a los canales como lenguas de agua que se entrelazan con las lagunas. Una casita donde cada día aparecen garzas, pelícanos, grullas… la biodiversidad que rodea el pequeño recinto a la orilla del mar donde la pescadora guarda los animales reproductores: gallinas, patos, dos cerdos. “Con la venta del primer cerdo compré los uniformes de mis hijas y pude pagar la matrícula escolar. Yo no lo tuve, por eso sé que la educación es muy importante e invierto en ella para que ellos estudien y no tengan que trabajar como yo”, dice orgulloso Zamudio mientras conduce el motor de su embarcación por los manglares. .

Beatriz Zamudio y su sobrina, en la comunidad de Mano Perdida.Seila Montes

Mientras muchas zonas de México sufren severas sequías, en este enclave de Veracruz el agua abunda, hasta el punto de que durante la temporada de tormentas existe un peligro latente de inundaciones. “El detalle es que el agua no está limpia y tenemos que comprarla en garrafones”, se queja la pescadora. El único pozo construido en Mano Perdida está seco y, al igual que el resto de las comunidades asentadas en los humedales, no tiene acceso a agua de calidad. Los residentes tienen que comprarlo en plantas de tratamiento de aguas residuales en ciudades lejanas. “Usamos mucha agua para beber y cocinar y a veces pasamos varios días seguidos sin agua porque tardan mucho en traernos los litros. La que tiene las tinas la usamos sólo para bañarnos y lavarnos, pero está muy sucia”, dice la mujer.

Además de la contaminación por el abuso de fertilizantes y herbicidas utilizados en la plantación de caña de azúcar y otros cultivos, otros problemas en el Bajo Papaloapan están trastocando la vida cotidiana de sus poblaciones, como los derivados de los drásticos cambios de uso del suelo que se están produciendo. se puede ver en sus paisajes. En ellos se repite un mosaico: laguna de manglar, tule, zapotes, una pequeña laguna y pastos, extensiones de vegetación nativa alteradas por la explotación ganadera descontrolada. Esta región de Veracruz tiene uno de los índices de deforestación más severos entre todos los sitios piloto de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). Como en muchos otros lugares de América Latina, los humedales de Alvarado son imitados por praderas inundadas para el pastoreo de ganado, una industria que comenzó a convertir las superficies de los lagos en pastos en los años 1970. “Y en el que también se utilizan muchos productos químicos, como quitagarrapatas”, explica Moreno-Casasola. La deforestación no ocurre sólo cerca de las lagunas. “Uno de los problemas que más nos preocupa es la sedimentación”, afirma el ambientalista, en referencia a los sedimentos provocados por la erosión de los suelos que han sufrido la remoción de la capa forestal.

Durante todo el año, el afluente que baña este complejo lagunar proviene de la zona alta de la cuenca, la sierra de Oaxaca, y arrastra a su paso los contaminantes que se acumulan en las costas de Veracruz. Pero, como explica el científico, “con la llegada del frío, las lluvias y los vientos del norte en noviembre, las aguas se vuelven turbulentas y negras debido a la sedimentación, fenómeno que reduce la captura de camarones, cangrejos y mojarra”.

La pequeña pesca del día, en la comunidad de Mano Perdida, 28 de noviembre de 2023.Seila Montes

En Mano Perdida viven todo el año de estos productos pesqueros. “Hay otros que tienen su propia temporalidad. De junio a agosto, por ejemplo, desovan las lubinas. Y la cosecha de naca acaba de terminar”, explica Ramírez. La captura de este singular pez, cuyos huevos son aprovechados, “es una costumbre que se mantiene desde la época prehispánica, además de otras tradiciones que cuentan cómo diversos grupos culturales utilizaban los cursos de los ríos para comercializar productos pesqueros desde la Costa del Golfo hasta el Altiplano Central”, explica León Estrada.

El singular ecosistema biocultural del Bajo Papaloapan, su biodiversidad y su equilibrio, se ven cada vez más afectados por la deforestación, los cambios drásticos en el uso del suelo, el abuso de fertilizantes y herbicidas utilizados en las plantaciones de caña de azúcar, la explotación ganadera descontrolada y la desastrosa calidad del agua que pone a prueba la salud de los habitantes de Mano Pérdida. La comunidad ahora lucha por recuperar la relación simbiótica hombre-naturaleza creada hace mucho tiempo en estas llanuras gracias al sonido del agua que fluye.

By México Actualidad

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