Los avances tecnológicos han brindado un cambio de paradigma sobre el modo de aproximar los diferentes tratamientos contra el cáncer en las últimas décadas. Prueba de ello es la incorporación de ciertas líneas de actuación disponibles para los pacientes con nuevas técnicas, como la extensión en el uso de la inmunoterapia, que se alumbran al calor de la investigación médica incesante en el campo de la oncología. En una entrevista para ABC, la jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Quironsalud, Madrid, Lucía González-Cortijo, realiza un repaso del estado de la cuestión, de los nuevos tratamientos puestos en marcha y de los que se espera que den resultados en un futuro cercano para tratar, por ejemplo, el cáncer de mama, además de aventurar un horizonte «alentador» con la aplicación de la inteligencia artificial (IA) en el campo de la diagnosis o con la robótico como principal eje de revolución para las técnicas quirúrgicas.
Sin embargo, la doctora González-Cortijo también muestra su disconformidad con los procesos burocráticos que en muchas ocasiones suponen el último obstáculo a sortear para poder hacer uso de los nuevos fármacos destinados a tratar aspectos específicos de los tumores, como posibles mutaciones o especificidades concretas de la enfermedad, por lo que hace un llamamiento al Gobierno y organismos competentes a revisar los itinerarios de aprobación de los tratamientos, más aún cuando estos ya han recibido el visto bueno por parte de las autoridades sanitarias europeas.
Asistimos a un cambio de paradigma en el tratamiento del cáncer con la proliferación de nuevas líneas y fórmulas de actuación contra la enfermedad. ¿En qué estado se encuentra el tratamiento para los casos de mama?
En la actualidad tenemos la suerte de contar con infinidad de tratamientos para el cáncer de mama, tanto en enfermedad precoz como en enfermedad metástasica. Además, estos tratamientos son cada vez más dirigidos a los diferentes tipos de tumor. Simplificándolo mucho, en cáncer de mama existen tres subtipos básicos de tumores: los tumores hormonodependientes, los tumores HER2 y los triples negativos. Aunque hay tratamientos que son comunes a los tres subtipos (como la quimioterapia) existen tratamientos que son específicos para cada uno de ellos, como la terapia hormonal para los tumores hormonodependientes, los tratamientos dirigidos antiHER2 para este subgrupo o la inmunoterapia para los tumores triples negativos.
¿Qué diferencias existen para en el tratamiento para una enfermedad precoz y en una fase metastásica?
Hay algunos fármacos que se usan tanto en enfermedad precoz como en enfermedad metastásica. En general, los fármacos que demuestran actividad en la enfermedad metastásica se van incorporando con el tiempo a estadios más precoces, y ese es el motivo por el que la supervivencia de las pacientes cada vez es mayor, porque usamos en el contexto de «enfermedad curable» los mejores medicamentos que ya se han probado en estadios avanzados.
¿Qué papel juega la inmunoterapia como tratamiento para este tipo de patología?
La inmunoterapia ha demostrado actividad en el subtipo triple negativo, tanto en enfermedad precoz (asociado a quimioterapia antes de la cirugía) como en primera línea de enfermedad metastásica.
¿Existe alguna investigación para el tratamiento del cáncer de mama en fase aún inicial que pueda suponer un gran avance en próximos años?
Pues hay muchos estudios en marcha, la investigación no para nunca, y en este momento hay infinidad de estudios de medicinas nuevas o en combinación con algunas ya conocidas que tratan de demostrar que son mejores aún que las que ya usamos. Hay una línea importante ahora con los fármacos que llamamos ADCs (‘antibody drug conjugates’), que funcionan como una especie de ‘caballo de Troya’, introduciéndose en la célula y, una vez dentro, liberando un fármaco muy potente que actúa a nivel intracelular.
«Nos estamos dirigimos a un futuro en el que la oncología será ‘a la carta’, se diseñarán tratamientos específicos para cada paciente»
¿Hacia dónde apuntan los tratamientos oncológicos más novedosos? ¿Existirá la posibilidad de un tratamiento específico para cada paciente?
Absolutamente. Nos estamos dirigiendo a un futuro en el que la oncología será ‘a la carta’. Se diseñarán tratamientos específicos para cada paciente con su cáncer particular, que será diferente en cada momento del desarrollo de su enfermedad. Además, probablemente sean combinaciones de fármacos que atacarán a diferentes vías presentes en el tumor. El futuro es muy alentador.
¿Estamos asistiendo al principio del fin de la quimioterapia?
En algunos tumores sí, probablemente la quimioterapia dejará de usarse. Pero en otros la seguiremos usando. Por desgracia, la quimioterapia tiene muy mala fama, pero ha salvado millones de vidas desde su descubrimiento durante la Segunda Guerra Mundial y cada vez se tolera mejor gracias a los tratamientos de soporte que ofrecemos a los pacientes.
¿Cómo redunda todo este paradigma en las expectativas de recuperación del paciente? ¿Hay más posibilidades en la actualidad de recuperación que hace unos años?
Por supuesto. Es más, los pacientes no sólo se recuperan mejor porque los tratamientos son menos tóxicos o porque les damos medicación para que los toleren mejor, sino porque desde la consulta les animamos a hacer una vida lo más normal posible, y sobre todo les tratamos de inculcar la importancia del ejercicio físico para su mejor calidad de vida y supervivencia.
«La tecnología permitirá cirugías más precisas y sofisticadas, que asegurarán la resección completa de tumores»
Estamos observando una irrupción sin precedente desde la llegada de internet a la sociedad de la inteligencia artificial (IA) en los procesos de producción, de ejecución de tareas, de automatización de ciertas labores… en definitiva, una revolución en el mundo laboral. ¿Cómo se puede utilizar en el campo médico de la oncología?
La inteligencia artificial ha venido para quedarse no sólo en el campo de la medicina, sino en otros campos del saber y de la tecnología. Creo que esto va a ser bueno en muchas cosas, va a permitir menos errores y más precisión en el diagnóstico de enfermedades y en el diseño de tratamientos. Específicamente en el diagnóstico precoz de patología oncológica va a permitirnos detectar antes y con más precisión lesiones que actualmente no consideramos como premalignas debido a un procesamiento de millones de imágenes que están en la red. Por ejemplo, un pólipo en el colon que en el futuro iba a convertirse en un cáncer podrá ser detectado mucho antes de lo que lo hacemos ahora por cambios muy sutiles en la imagen endoscópica que hoy por hoy no somos capaces de detectar.
Esta inteligencia artificial está altamente vinculada a la robótica, ¿existe aplicación o automatización de las técnicas quirúrgicas?
Claramente. Ya hemos asistido en los últimos años a la revolución de la cirugía robótica, que ha supuesto un antes y un después en la forma de intervenir pacientes en oncología, con menos riesgo y morbilidad. En los próximos años la tecnología, que avanza igual de rápido o incluso más que el desarrollo de fármacos, permitirá cirugías más precisas y sofisticadas, que asegurarán la resección completa de tumores que antes o que en el momento actual son imposibles de extirpar. Igualmente, esto impactará en la supervivencia de nuestros pacientes, porque la resección completa en muchos tumores es clave en la evolución de la enfermedad.
En este sentido, ¿qué papel juega la financiación para la incorporación de nuevas tecnologías al proceso de tratamiento?
La financiación es clave para el desarrollo de cualquier tecnología o de cualquier fármaco. En la mayor parte de los casos, esta financiación es privada, por las empresas o compañías farmacéuticas que hacen una gran inversión en investigación para la producción de material novedoso para una cirugía, o para el largo proceso que requiere testar un fármaco en medicina. Creo que es injusto como se trata en muchas ocasiones a las farmas o a compañías tecnológicas, a las que se critica por los precios de los fármacos o de material médico. Se sabe muy poco sobre cuánta inversión precisa hacer una compañía en el largo proceso de desarrollo de un fármaco para que sea seguro y activo en una determinada enfermedad. Y esto lo tienen que hacer en miles de fármacos, para que luego sean unos pocos los que lleguemos a utilizar en la práctica clínica.
«El cáncer no es una enfermedad sino muchas enfermedades, por eso es tan difícil encontrar una curación»
¿Qué le pediría a las autoridades del país, ya sea en términos legislativos o financieros, que pueda mejorar la labor de los profesionales o impactar positivamente en los pacientes?
Sin duda les pediría que se agilizasen los trámites para que un fármaco, que ya está aprobado en Europa para una determinada enfermedad, pueda ser utilizado en España en nuestros pacientes. Esto se alarga en ocasiones hasta dos años y supone una frustración inmensa para los pacientes, sus familias y para los médicos.
Es un comentario popular que el cáncer no tiene una cura definitiva porque no se vuelcan los gobiernos en la financiación pública (en los últimos años se pone de ejemplo el caso de la vacuna contra el COVID) ¿Hasta qué punto es cierto? ¿Hasta dónde podría impulsar una fuente de financiación robusta la investigación y el abanico de posibilidades para una eventual cura?
Creo que no es comparable una cosa y la otra. El COVID es una única enfermedad, con unas características que pueden cambiar según el virus va mutando, pero con muchas de ellas comunes, lo que permitió desarrollar una vacuna (una técnica compleja pero ya muy conocida en medicina) de forma rápida y efectiva. El cáncer, por el contrario, no es una enfermedad sino muchas enfermedades, cada una con su idiosincrasia, que van mutando de forma muy rápida y compleja. Por eso es tan difícil encontrar una curación común a todas ellas.
¿Existe escasez de profesionales en el sector?
En los últimos años estamos asistiendo a una necesidad cada vez mayor de médicos en todas las especialidades. El envejecimiento de la población y la disminución de los ‘numerus clausus’ en las facultades de medicina en los últimos años nos enfrenta a una situación de escasez, no sólo de médicos sino de otros profesionales sanitarios, especialmente enfermeras. En la oncología este problema se va a agravar, debido al incremento del cáncer, como ya hemos visto, en todos los grupos de edad.
¿Qué se puede hacer para atraer y formar talento?
A mí me gustaría, desde aquí, deshacer el tópico que establece que la oncología es una especialidad triste, en la que los pacientes se mueren y que los oncólogos somos los grandes sufridores de la medicina. Esto no es así, y cada año los estudiantes nos califican como la rotación que más les ha gustado, precisamente porque viven desde dentro una especialidad muy bonita y variada, en la que muchos pacientes se curan y encuentran muy gratificante el trato con el enfermo.